La fe es un don gratuito que Dios
hace al hombre.
Este don inestimable podemos perderlo; San Pablo advierte de
ello a Timoteo: «Combate el buen combate, conservando la fe y la conciencia
recta; algunos, por haberla rechazado, naufragaron en la fe» (1 Tm 1,18-19).
Para vivir, crecer y perseverar hasta el fin en la fe debemos alimentarla con
la Palabra de Dios; debemos pedir al Señor que nos la aumente (cf. Mc 9,24; Lc
17,5; 22,32); debe «actuar por la caridad» (Ga 5,6; cf. St 2,14-26), ser
sostenida por la esperanza (cf. Rm 15,13) y estar enraizada en la fe de la
Iglesia.
Catecismo de la Iglesia Católica 162
Hay que pedirla a diario.
ResponderEliminarBuenos días María del Rayo. Una fe que crea con firmeza y confianza permite a Dios obrar maravillas.Un abrazo.
ResponderEliminarSi que hay que agradecerla y pedir aumento, pues siempre hace falta.
ResponderEliminaryo por la fe que Dios me dió no me he suicidado.
gracias x su entrada.
Pobre del que se crea con ella a plazo fijo!!!
ResponderEliminarCada dia en la oracion sosegada y en Presencia del Señor peidrla ..constantemente en cada momento que dudemos ....y dar siempre las gracias por la que nos llegue.....Gracias Maria, es estupendo recordarlo siempre.
Perseverar, perseverar y después...seguir perseverando. Di que sí ;)
ResponderEliminarUn beso.
La Fe hay que alimentarla, y un medio para hacerlo es la Oración, pues Dios nos dota de lo que necesitamos. Hágase su voluntad. Un fuerte abrazo y feliz fin de semana.
ResponderEliminarHola mi querida María del Rayo.
ResponderEliminarGracias por tu entrada.
Te aseguro que la fe, es el regalo que Dios nos da, sin ella no sabríamos cómo seguirle de verdad.
Con ternura te dejo un gran beso.
Sor.Cecilia
muy buen blog
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