Hacer la señal de la cruz.
Acto de contrición.
Oración Inicial de todos los días
Santísima Trinidad, Padre Hijo y Espíritu Santo, tres
personas distintas un solo Dios verdadero, en quien creo y espero y a quien amo
con todo mi corazón. Te doy gracias por haber honrado sobre todos los santos a
San José con la dignidad incomparable de padre adoptivo de Jesús, Hijo de Dios,
y esposo verdadero de María, Madre de Dios. Ayúdame a honrarle y merecer su
protección en vida y en la hora de la muerte.
San José patrón de la Iglesia, jefe de la Sagrada Familia,
te elijo por padre y protector en todo peligro y en toda necesidad. Descubre a
mi alma la pureza de tu corazón, tu santidad para que la imite y tu amor para
agradecerte y corresponderte. Enséñame a orar, tu que eres maestro de oración y
alcánzame de Jesús por María la gracia de vivir y morir santamente. Amén.
Meditación del día correspondiente
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
Hacer Petición por la cual se ofrece la Novena
Oración Final de todos los días
¡ACUÉRDATE!
¡Acuérdate! Oh castísimo esposo de la Virgen María, dulce
protector mío San José que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han
invocado tu protección e implorado tu auxilio, haya quedado sin consuelo!
Animado con esta confianza, vengo a tu presencia y me recomiendo fervorosamente
a tu bondad. No desatiendas mis súplicas, oh padre adoptivo del Redentor, antes
bien acógelas propicio y dígnate socorrerme con piedad. Amén.
Meditación de cada día
Día Primero: Fe de San José
La fe es una virtud sobrenatural que nos inclina a creer
todo lo que Dios ha revelado y la Iglesia nos propone. Es la virtud sobre la
que se apoyan todas las demás virtudes, pues sin ella no participamos de la
vida de la gracia. San José creyó con una fe tan viva que sólo la Santísima
Virgen pudo aventajarlo. Toda su vida fue verdaderamente una vida de fe, un
acto continuo de fe.
Día Segundo: Fervor de San José
El fervor es la prontitud de la voluntad en el servicio de
Dios. San José, siervo bueno y fiel, siempre vivió y trabajó por hacer con
perfección y diligencia la voluntad de Dios, aunque le ocasionara grandes
sacrificios. Los que aman como San José están dispuestos a sacrificar todo
cuanto el Señor les pida.
Día Tercero: Amor de San José al prójimo
El amor con que amamos a Dios y el amor con que amamos al
prójimo es un solo amor: son dos ramas de una misma raíz porque si al prójimo
no le amamos por Dios y con Dios no le amamos con amor verdadero.
El amor de San José a Dios es el mayor que se puede
encontrar después de la Virgen María; su amor al prójimo, por tanto, es también
el mayor después del de la reina del Cielo.
Día Cuarto: Prudencia de San José
La prudencia es al virtud que dirige todas las cosas a buen
fin. Ninguna virtud obra sin que ella le ordene el modo y el tiempo en que debe
hacerlo. La prudencia sirvió de guía a san José para llevar a cabo felizmente
la misión del Señor de ser custodio de Jesús y esposo de María, a pesar de los
grandes trabajos y contradicciones que halló a su paso.
Día Quinto: Fortaleza de San José
La fortaleza es una firmeza de ánimo, una presencia de
espíritu, contra todos los males y contrariedades. La vida de San José, después
de la de Jesús y María, fue la que mayores contradicciones experimentó; debía
ser también varón fuerte. Belén, Nazaret, Egipto, demostraron el heroísmo de la
fortaleza del Santo, que sufrió con constancia todos los dolores y trabajos de
su vida.
Día Sexto: Pureza de San José
San José fue custodio de Cristo Jesús, y verdadero esposo de
la más pura criatura, María Madre de Dios. San José apareció a los ojos de Dios
adornado con tanta pureza que el Señor le confió sus más grandes tesoros. Con
este ejemplo sublime de pureza. ¿No nos animaremos a ser puros en pensamientos,
palabras y obras?
Día Séptimo: Pobreza de San José
Bienaventurados son los pobres de Cristo, que viven
desprendidos de los bienes de este mundo y dan a sus hermanos aún de lo
preciso. San José tenía ante sí el ejemplo de María y el ejemplo de Jesús, hijo
de Dios, que para predicar el desprendimiento y amor a la pobreza se hizo
pobre, teniendo por cuna un pesebre en su nacimiento. Vivió pobre San José y
dio de su pobreza a los más necesitados.
Día Octavo: Paciencia de San José
Es esta una virtud que nos hace sobrellevar con alegría y
paz todos los males de la vida por amor de Dios. Es necesaria la paciencia para
alcanzar el cielo; y no hay virtud de mas frecuente ejercicio desde que existe
el pecado. En la vida de san José hubo muchas penas pero él padeció con paz,
con alegría y completamente resignado a la voluntad de Dios.
Día Noveno: Conformidad de San José con la voluntad de Dios
Todos tenemos absoluta necesidad de esta santa virtud, pues
con ella nuestra vida se hace un cielo y sin ella se vuelve un infierno. San
José, modelo acabado de todas las virtudes, lo es especialmente de la
conformidad con la voluntad de Dios. Toda su vida sembrada de alegrías y de
penas, es escogido por Dios Padre para que hiciese sus veces en la Sagrada
Familia, asociado a la suerte de Jesús y de María, practicó constantemente esta
virtud.
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