miércoles, 9 de enero de 2013

Oración del afligido que acude a Dios


Salmo 6 

Señor, no me corrijas con ira,
no me castigues con cólera.
Misericordia, Señor, que desfallezco;
cura, Señor, mis huesos dislocados.
Tengo el alma en delirio,
y tú, Señor, ¿hasta cuándo?

Vuélvete, Señor, liberta mi alma,
sálvame por tu misericordia.

Porque en el reino de la muerte nadie te invoca,
y en el abismo, ¿quién te alabará?

Estoy agotado de gemir:
de noche lloro sobre el lecho,
riego mi cama con lágrimas.
Mis ojos se consumen irritados,
envejecen por tantas contradicciones.

Apartaos de mí, los malvados,
porque el Señor ha escuchado mis sollozos;
el Señor ha escuchado mi súplica,
el Señor ha aceptado mi oración.

Que la vergüenza abrume a mis enemigos,
que avergonzados huyan al momento.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.

Para quienes entran desde Fedburner este es el enlace del blog: Caminando hacia la Vida.

Foto de Cielo Abierto.

viernes, 4 de enero de 2013

¡GRACIAS SEÑOR!




¡CRISTO DE LA BUENA MUERTE!


¡Cristo de la Buena Muerte,
el de la faz amorosa,
tronchada como una rosa,
sobre el blanco cuerpo inerte
que en el madero reposa.
¿Quién pudo de tal manera
darte esta noble y severa
majestad llena de calma?
No fue una mano: fue un alma
la que talló tu madera.
Fue, Señor, que el que tallaba
tu figura, con tal celo
y con tal ansia te amaba,
que, a fuerza de amor, llevaba
dentro del alma el modelo.
Fue, que, al tallarte, sentia
un ansia tan verdadera,
que en arrobos le sumía
y cuajaba en la madera
lo que en arrobos veía.
Fue que ese rostro, Señor,
y esa ternura al tallarte,
y esa expresión de dolor,
más que milagros del arte,
fueron milagros de amor.
Fue, en fin, que ya no pudieron
sus manos llegar a tanto,
y desmayadas cayeron...
¡y los ángeles te hicieron
con sus manos, mientras tanto!

Por eso a tus pies postrado;
por tus dolores herido
de un dolor desconsolado;
ante tu imagen vencido
y ante tu Cruz humillado,
siento unas ansias fogosas
de abrazarte y bendecirte,
y ante tus plantas piadosas,
quiero decirte mil cosas
que no se cómo decirte...
¡Frente que, herida de amor,
te rindes de sufrimientos
sobre el pecho del Señor
como los  lirios que, en flor,
tronchan, al paso, los vientos!
Brazos rígidos y yertos,
por tres garfios traspasados
que aquí estais; por mis pecados
para recibirme, abiertos,
para esperarme, clavados.
¡Cuerpo llagado de amores,!
yo te adoro y yo te sigo;
yo, Señor de los señores,
quiero partir tus dolores
subiendo a la cruz contigo.
Quiero en la vida seguirte,
y por sus caminos irte
alabando y bendiciendo, 
y bendecirte sufriendo,
y muriendo bendecirte.

Quiero, Señor, en tu encanto
tener mis sentidos presos,
y, unido a tu cuerpo santo,
mojar tu rostro con Ilanto,
secar tu llanto con besos.
Quiero, en santo desvarío,
besando tu rostro frio,
besando tu cuerpo inerte,
llamarte mil veces mio...
¡Cristo de la Buena Muerte!

Y Tú, Rey de las bondades,
que mueres por tu bondad
muéstrame con claridad
la Verdad de las verdades
que es sobre toda verdad.
Que mi alma, en Ti prisionera
vaya fuera de su centro
por la vida bullanguera;
que no le Ileguen adentro
las algazaras de fuera;
que no ame la poquedad
de cosas que, van y vienen;
que adore la austeridad
de estos sentires que tienen
sabores de eternidad;
que no turbe mi conciencia
la opinión del mundo necio;
que aprenda, Señor, la ciencia
de ver con indiferencia
la adulación y el desprecio;
que sienta una dulce herida
de ansia de amor desmedida;
que ame tu Ciencia y tu Luz;
que vaya, en fin, por la vida
como Tú estás en la Cruz:
de sangre los pies cubiertos,
llagadas de amor las manos,
los ojos al mundo muertos,
y los dos brazos abiertos
para todos mis hermanos.

Señor, aunque no merezco
que tu escuches mi quejido;
por la muerte que has sufrido,
escucha lo que te ofrezco
y escucha lo que te pido:
A ofrecerte, Señor, vengo
mi ser, mi vida, mi amor,
mi alegria, mi dolor;
cuanto puedo y cuanto tengo;
cuanto me has dado, Señor.
Y a cambio de esta alma llena
de amor que vengo a ofrecerte,
dame una vida serena
y una muerte santa y buena.
¡Cristo de la Buena Muerte!

Autor: José María Peman.

Con este poema quiero agradecer a Dios que me dio la vida.

HOY ES MI CUMPLEAÑOS.

Comparto también la felicitación que me hizo google.








lunes, 24 de diciembre de 2012

¡FELIZ NAVIDAD!




¡FELIZ NAVIDAD!
De todo corazón ruego al Señor que te regale lo que más necesites.

Visita mi Blog. Caminando hacia la Vida.
Disculpen que ponga el enlace del blog, pero fb ha bloqueado mi blog, por eso el enlace.

REGALOS DEL NIÑO JESÚS PARA TI.

Las pajas eran duras, dame la suavidad de tu ternura.
Te regalo mis sufrimientos,
Para que seas feliz y des alegría a los demás.

La estrella de Belén, brillaba para anunciarte, tú
brilla solo para mí.
Te regalo mi corazón,
Para que ames con él.

Mi Padre te ama, por eso me envió, no corras tanto, escúchalo
en la oración.
Te regalo la quietud de la noche de mi nacimiento,
Para que vivas la paz.

En Belén, no hubo lugar para mí, dame el abrigo en tu corazón.
Te regalo la piedad de mi Madre,
Para que con ella me ames.

Los Reyes me llevaron incienso, dame el perfume de tu oración.
Te regalo mi compañía,
Para que te acerques a mí cuando te sientas solo.

En el pesebre tuve frío, dame el calor de tu caridad.
Te regalo la sencillez,
Para que puedas llegar al Reino de los cielos.

No te canses de amar, para darte fuerzas me hiciste hombre.
Te regalo mi pesebre,
Para que busques en mí tu descanso.

Yo vine a traer consuelo, sé tú la alegría de tu hogar.
Te regalo mis brazos llenos de amor,
Para abrazarte cuando te agobien las penas.

Mi Padre José me sirvió oculto, ocúltate cuando me sirvas
Para que yo aparezca.
Te regalo mi amor,
Para que sea prenda de tu felicidad.

La gruta era fría, dame el calor de tu entrega apostólica.
Te regalo mi corazón,
Para que ames con él.

En Belén todo se veía oscuro, algunos ven el mundo así, necesitan
de tu optimismo.
Te regalo mi mirada,
Para que descubras los dones que te doy cada día.
  
Quiero en este año el oro de tu caridad.
Te regalo mis primeras palabras,
Para que hables siempre bien de los demás.

Fui ignorado por casi todos, se mensajero de mi presencia.
Te regalo mis pies,
Para que no te canses de anunciar mi mensaje.

Vine a buscar almas, ayúdame a encontrarlas.
Te regalo mi sonrisa,
Para que la encuentren en ti los demás.

Los ángeles cantaron, dame la música de tu vida interior.
Te regalo mi sensibilidad,
Para que cada día me escuches dentro de ti.

Mi Padre me envió porque te ama, que quien te encuentre lo descubra.
Te regalo mi encarnación,
Para hacerte hijo de Dios.

Cuando ores ama, no importa si no hablas.
Te regalo el arrullo de mi Madre,
Para que nunca te sientas solo.

Sentí frío y pensé en ti.
Dame el calor de tu entrega apostólica.
Te regalo el cielo estrellado,
Para aumentar tú fe.

Mi techo era el cielo, no busques seguridades humanas.
Te regalo mi confianza,
Para que te abandones en los brazos de mi Padre.

Mi Madre me cuidó con paciencia, vive esta virtud durante el año.
Te regalo mi delicadeza,
Para que con ella vivas una caridad más perfecta.

Yo vine a traer consuelo, se tú la alegría de tu hogar.
Te regalo mi paz,
Para que la comuniques a los demás.

Yo no tuve con que abrigarme, se el abrigo de los pobres.
Te regalo el oro de los reyes magos,
Para que siempre valores lo verdaderamente importante.

La gruta estaba obscura, dame la luz de tu fe.
Te regalo mi estrella,
Para que te muestre el camino que conduce a mí.

Mi Madre me arrulló en sus brazos, toma su sitio, quiero estar en los tuyos.
Te regalo las caricias de mi Madre,
Para que te consuelen y te alienten.
  
Cuando era pequeño, no podía valerme por Mí mismo, llévame a los demás.
“ Me quedo contigo”.
Consérvame en tu corazón, háblame, ámame, y compárteme.


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