En los umbrales de un nuevo milenio de la era cristiana, la apuesta de la humanidad a favor de la ciencia y de la tecnología es mucho más que una dinámica social vanguardista. Es un auténtico culto cuya divisa pudiera ser “Lo que hoy es, mañana dejará de serlo”. Steve Paul Jobs, uno de sus pontífices, acaba de morir.
Paradigma como innovador en la industria de la informática y del entretenimiento, a mediados del año 2005, algunos meses después de saber que sufría cáncer de páncreas, durante un discurso dicho ante una generación de graduados de la Universidad de Stanford, aludió a sus quebrantos físicos con estas enigmáticas palabras: “Nadie quiere morir. Incluso la gente que quiere ir al cielo, no quiere morir para llegar allá. La muerte es el destino que todos compartimos. Nadie ha escapado de ella. Y es como debe ser porque la muerte es muy probable que sea la mejor invención de la vida. Es su agente de cambio. Elimina lo viejo para dejar paso a lo nuevo.”
No parece propio de un budista -postura espiritual en la que murió Jobs- hablar en estos términos. Él fue bautizado y confirmado en la Iglesia Luterana; ya adultó apostató del cristianismo para militar en el budismo. ¿Tal vez supo el dicho de una viejita: “Dicen que la vida eterna es muy linda, pero yo a esta no le pongo ningún defecto”?
En ambos casos, nada qué ver con el dicho de Pablo en la introducción de la carta a los Filipenses: “…para mí el vivir es Cristo, y la muerte una ganancia […] teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor”, glosadas en nuestro idioma, de forma insuperable, por santa Teresa de Jesús: “Vivo sin vivir en mí, / y de tal manera espero, que muero porque no muero”.
Volviendo a Jobs, la suya ha sido la suerte de muchos cristianos que lo son por la presión cultural de su entorno, pero nunca alcanzaron los medios para asumirla hasta sus últimas consecuencias identificándose con Cristo hasta la médula. Cuando nuestro personaje supo, en el año 2004, que sufría pancreatitis, por ejemplo, estuvo a un tris de resistirse a la cirugía que le alargó la vida algunos años y reemplazarla con tratamientos ‘alternativos’. Finalmente, fue más su cordura y poseyendo la certeza de la muerte se entregó a la vida -a su estilo de vida- con especial tenacidad.
¿Y si en lugar de creer en la muerte Jobs hubiera creído en la Vida, nos preguntamos? Las voces bien timbradas que han entonado elegías ante su tumba hacen eco a esa variante del secularismo contemporáneo que consiste en sacralizar lo profano. ¿Merece reproche tal postura? No. Es una opción. El empresario y magnate, cofundador y presidente ejecutivo de Apple Inc. y máximo accionista individual de The Walt Disney Company ya está del otro lado. Ya sabe -o nunca sabrá- lo que sigue a esta vida: todo o nada. Los que aun atrapamos el tiempo en un poquito de espacio que se desplaza, come, ríe, llora, se queja, canta, despotrica, vamos a donde él.
Durante el mes de noviembre la Iglesia nos invita a orar por el eterno descanso de quienes habiendo salido ya de este mundo, necesitan de nuestros ruegos para pronto ver el rostro de Dios, y de no ser así, nuestras plegarias no se pierden sino que se aplican a quienes lo han menester. Por eso: dales, Señor, el descanso eterno, y luzca para ellos la luz perpetua. Que descansen en paz. Amén.
Autor: Pbro. Tomás de Híjar Ornelas.
Me parece un post perfecto querida amiga.
ResponderEliminarCuando critiqué a Jobs en algunos blogs amigos, alguien que consideraba amiga me envió un e-mail diciendo en plural mayestático "...no sé por qué tenemos envidia de los que triunfan...". Si usaba el plural mayestático era por no ser muy brusca pero me lo estaba diciendo a mí, no a ella ni a todos en general. Le contesté literalmente que "NO SÉ TÚ, PERO YO NO ENVIDIO EN NADA A JOBS ", y lo digo con toda la sinceridad del mundo.
Yo no voy a caer en eso de sacralizar lo pagano.
Jobs no fue más que un rico rácano que no dio jamás ni un duro a una causa noble ni tan siquiera por filantropía, cosa que al menos si ha hecho Bill Gates dando la tercera parte de todo lo que tiene y dedicándose ahora a gestionar y dirigir multitud de proyectos destinados a la ayuda de necesitados de todo tipo.
A mí este tío no me dice nada. Dios es amor, el que se condena es porque elige cara a cara con Dios el condenarse que no es otra cosa que no querer saber nada de Dios para toda la eternidad. Espero que este hombre una vez que se encontrara con Jesús entendiera que su vida no era más miserable que la de la media de las personas de este mundo o más.
"...SI NO TENGO CARIDAD, NADA SOY..." (San Pablo).
Un abrazo hermana!
Hasta que no se murió no conocía de nada a Jobs... ahora sigo sin conocer nada más que lo que leo aqui o allá...
ResponderEliminarHay quien lo ha convertido en un idolo y hay quien no cuenta nada bueno de él...
Dios le juzgará.
Un abrazo.
¡Hola Bruce!
ResponderEliminarMucha gente enaltece todo lo que el mundo sigue,todo es bueno para ellos, no existe lo malo fuera de los vicios.
Creo que nos volvemos idolatras, no disfrutamos la belleza la idolatramos, igual que la ecología, y más cosas buenas, a ellas las hacemos falsos diosecillos.
Es bueno ser mayestático de nuestro gran Dios, Él merece todo a Él le debemos todo, por qué ser relativistas.
Es mejor apostar por quien nos ama tanto.
Gracias por tu comentario.
¡Hola Visi!
Yo no juzgo que sería de Jobs, sino que es un ejemplo de como nos dejamos llevar por las masas, incluso haciendonos diosecillos, pero no precisamente lo que fue de él en la vida eterna.
Gracias!!
Desgraciadamente hoy la mayoria va como borregitos siguiendo todo lo que de una manera u otra se nos dice que hagamos, sin detenerse a pensar por cuenta propia, muy buen texto, de acurdisimo con el completamente.
ResponderEliminarTe dejo un calido abrazo.
A mi me gusta este hombre por ser emprendedor y por su espíritu de superación.Fue un niño dado en adopción y no encontró facilmente una familia que lo acogiera y aún así logro muchos de sus sueños.
ResponderEliminarEsperemos que Dios, en su infinito amor, lo haya acogido y que ya este gozando de una mejor vida.
No tenemos certeza de nada, pero si contamos,con una firme esperanza y fe en la luz del más alla.
Abrazos.
Pasa por http://unrinconcitoespecial.blogspot.com
hay una flor para ti, amiga.
Hola María del Rayo, pues mira, yo uso una computadora modelo 1998, no uso celular, no tengo Iphone ni se lo que es, vi las ipads pero no es lo mío, con mi Cybershot pasada de moda lleno mi ansia fotográfica. Espero este señor haya sido feliz y, sobre todo, que haya muerto en paz.
ResponderEliminarSoy el mismo de El Bable, este es otro blog que tengo:
http://elsenordelhospital.blogspot.com/2011/11/salamanca-mi-inagotable-fuente-de.html
Saludos