lunes, 23 de julio de 2012

Oye también tú.


No seas vana, alma mía, no dejes que el oído de tu corazón quede sordo con el ruido de tu vanidad.
Oye también tú.
La misma Palabra dice a voces que vuelvas y que el lugar de reposo imperturbable se encuentra donde no se pierde el amor si no se le abandona.
Mira aquellas cosas pasan para que otras ocupen su lugar y este universo de aquí abajo conste de todas sus partes.
<<¿Acaso me retiro yo a algún lugar?>>, dice la Palabra de Dios.
Fija allí tu morada.  
Confía allí lo de que allí te viene, alma mía, cansada ya de los engaños.
Encomienda a la verdad, lo que te viene de la verdad, y no perderás nada, antes al contrario, florecerán tus cosas marchitas y se curarán todas tus enfermedades.
Tus partes debilitadas se renovarán y formarán una unidad contigo.
No te harán bajar a donde ellas bajan, sino que estarán contigo y permanecerán junto a Dios, que vive y permanece para siempre.

Confesiones de San Agustín Libro VI, Cap. XI N°16 

5 comentarios:

  1. Eso quiero yo: ¡¡Fijar para siempre ALLI mi morada!!
    Un abrazo

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  2. maría de mi vida, que bien me viene hoy tú entrada con estas confesiones tan acertadas siempre de San Agustin. Que nos llegan al alma dando una patada a todo lo que estorba y echandolo fuera, je.
    Un abrazo amiga.

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  3. Y Pilatos preguntó a Jesús: ¿ Y qué es la Verdad?
    Y la respuesta que oyó fue el silencio de Cristo.

    Verdad es la que llevamos cada uno dentro de nosotros, y que debemos encontrar individualmente y en libertad para lograrlo. Por eso Dios se ha quitado la potestad de inmiciurse en ella para que obremos en consecuencia.

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  4. he visitado tu blog y me centre en esta entrada que e el dia de mi cumpleaños y me encanto.
    mi blog es:
    elblogdemaku.blogspot.com
    si te gusta nos podemos hacer seguidoras

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Gracias por sus comentarios, para mi son muy importantes.

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