1. PREPARACIÓN A LA PASCUA
La Cuaresma es el tiempo que
precede y dispone a la celebración de la Pascua.
2. LAS DIMENSIONES Y ÁMBITOS DE
LA CUARESMA
La Cuaresma es tiempo de escucha
de la Palabra de Dios y de conversión, de preparación y de memoria del
Bautismo, de reconciliación con Dios y con los hermanos, de recurso más
frecuente a las “armas de la penitencia cristiana”: la oración, el ayuno y la
limosna (cfr. Mt 6,1-6.16-18).
3. LA CENIZA, SU SÍMBOLO POR
EXCELENCIA
El comienzo de los cuarenta días
de penitencia, en el Rito romano, se caracteriza por el austero símbolo de las
Cenizas, que distingue la liturgia del Miércoles de Ceniza.
Propio de los antiguos ritos con
los que los pecadores convertidos se sometían a la penitencia canónica, el
gesto de cubrirse con ceniza tiene el sentido de reconocer la propia fragilidad
y mortalidad, que necesita ser redimida por la misericordia de Dios. Lejos de
ser un gesto puramente exterior, la Iglesia lo ha conservado como signo de la
actitud del corazón penitente que cada bautizado está llamado a asumir en el
itinerario cuaresmal. Se debe ayudar a los fieles, que acuden en gran número a
recibir la Ceniza, a que capten el significado interior que tiene este gesto,
que abre a la conversión y al esfuerzo de la renovación pascual.
4. TIEMPO PARA DEJAR LO SUPERFLUO
E IR A LO FUNDAMENTAL
A pesar de la secularización de la
sociedad contemporánea, el pueblo cristiano advierte claramente que durante la
Cuaresma hay que dirigir el espíritu hacia las realidades que son
verdaderamente importantes; que hace falta un esfuerzo evangélico y una
coherencia de vida, traducida en buenas obras, en forma de renuncia a lo
superfluo y suntuoso, en expresiones de solidaridad con los que sufren y con
los necesitados.
5. TIEMPO PARA LA CONFESIÓN Y LA
COMUNIÓN
También los fieles que frecuentan
poco los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía saben, por una larga
tradición eclesial, que el tiempo de Cuaresma-Pascua está en relación con el
precepto de la Iglesia de confesar lo propios pecados graves, al menos una vez
al año, preferentemente en el tiempo pascual.
6. EL SENTIDO DEL AYUNO CUARESMAL
La práctica del ayuno, tan
característica desde la antigüedad en este tiempo litúrgico, es un “ejercicio”
que libera voluntariamente de las necesidades de la vida terrena para
redescubrir la necesidad de la vida que viene del cielo: “No sólo de pan vive el
hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mt 4,4; cfr. Dt 8,3;
Lc 4,4; antífona de comunión del I Domingo de Cuaresma).
7. CAMINO CUARESMAL, CAMINO HACIA
LA CRUZ
El camino cuaresmal termina con
el comienzo del Triduo pascual, es decir, con la celebración de la Misa in Cena
Domini. En el Triduo pascual, el Viernes Santo, dedicado a celebrar la Pasión
del Señor, es el día por excelencia para la “Adoración de la santa Cruz”.
Sin embargo, la piedad popular
desea anticipar la veneración cultual de la Cruz. De hecho, a lo largo de todo
el tiempo cuaresmal, el viernes, que por una antiquísima tradición cristiana es
el día conmemorativo de la Pasión de Cristo, los fieles dirigen con gusto su
piedad hacia el misterio de la Cruz.
8. LO QUE ES Y DICE LA CRUZ DE
CRISTO
Contemplando al Salvador
crucificado captan más fácilmente el significado del dolor inmenso e injusto
que Jesús, el Santo, el Inocente, padeció por la salvación del hombre, y
comprenden también el valor de su amor solidario y la eficacia de su sacrificio
redentor.
En las manifestaciones de
devoción a Cristo crucificado, los elementos acostumbrados de la piedad popular
como cantos y oraciones, gestos como la ostensión y el beso de la cruz, la
procesión y la bendición con la cruz, se combinan de diversas maneras, dando
lugar a ejercicios de piedad que a veces resultan preciosos por su contenido y
por su forma.
9. ILUMINAR EL SENTIDO DE LA
ADORACIÓN DE LA CRUZ DE CRISTO
No obstante, la piedad respecto a
la Cruz, con frecuencia, tiene necesidad de ser iluminada. Se debe mostrar a
los fieles la referencia esencial de la Cruz al acontecimiento de la
Resurrección: la Cruz y el sepulcro vacío, la Muerte y la Resurrección de
Cristo, son inseparables en la narración evangélica y en el designio salvífico
de Dios. En la fe cristiana, la Cruz es expresión del triunfo sobre el poder de
las tinieblas, y por esto se la presenta adornada con gemas y convertida en
signo de bendición, tanto cuando se traza sobre uno mismo, como cuando se traza
sobre otras personas y objetos.
10. LOS OTROS ASPECTOS DE LA
PIEDAD POPULAR SOBRE EL MISTERIO DE CRISTO CRUCIFICADO
El texto evangélico,
particularmente detallado en la narración de los diversos episodios de la
Pasión, y la tendencia a especificar y a diferenciar, propia de la piedad
popular, ha hecho que los fieles dirijan su atención, también, a aspectos
particulares de la Pasión de Cristo y hayan hecho de ellos objeto de diferentes
devociones: el “Ecce homo”, el Cristo vilipendiado, “con la corona de espinas y
el manto de púrpura” (Jn 19,5), que Pilato muestra al pueblo; las llagas del
Señor, sobre todo la herida del costado y la sangre vivificadora que brota de
allí (cfr. Jn 19,34); los instrumentos de la Pasión, como la columna de la
flagelación, la escalera del pretorio, la corona de espinas, los clavos, la
lanza de la transfixión; la sábana santa o lienza de la deposición. Estas
expresiones de piedad, promovidas en ocasiones por personas de santidad
eminente, son legítimas. Sin embargo, para evitar una división excesiva en la
contemplación del misterio de la Cruz, será conveniente subrayar la
consideración de conjunto de todo el acontecimiento de la Pasión, conforme a la
tradición bíblica y patrística.
Título original. Nuevo decálogo sobre Cuaresma y Piedad popular
La Cuaresma en el Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia
Emocionante estas letras, Saludos
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