No permitas que yo permanezca en
tal lejanía de ti, que no pueda considerar tu alma triste hasta la muerte y tu
cuerpo habitado por la muerte, a consecuencia de mis propios pecados, sin
regocijarme por sufrir en mi cuerpo y en mi alma.
Aparta pues, Señor, de mí la
tristeza que el amor propio podría darme por mis propios sufrimientos y por las
cosas del mundo que no se acomodan a los deseos de mi corazón, y que no se
refieren a tu Gloria; pero dame una tristeza conforme a la tuya.
Que mis sufrimientos sirvan para
apaciguar tu cólera. Haz de ellos una ocasión de salvación y de arrepentimiento
para mí. Que, de aquí en adelante, desee la salud y la vida, a fin de emplearla
y terminarla por ti, contigo y en ti. No te pido salud, ni enfermedad, ni vida,
ni muerte; sino que dispongas de mi salud y de mi enfermedad, de mi vida y de
mi muerte para tu Gloria, para mi salvación, y para la provecho de la Iglesia y
de tus santos, entre los cuales espero figurar, por tu gracia divina.
Sólo tú sabes lo que me conviene.
Eres mi soberano maestro: haz de mí lo que quieras. Dame, quítame; pero
conforma mi voluntad con la tuya; y que en una sumisión humilde y perfecta, y
que en una santa confianza, me disponga a recibir las órdenes de tu providencia
eterna. Haz que yo adore igualmente todo cuanto viene de ti.
Y, como nada es agradable a Dios
si no le es ofrecido por tu mediación, une mi voluntad con la tuya y mis
dolores a los dolores que tú has sufrido. Haz que los míos se tornen tuyos.
Úneme a ti; lléname de tu Espíritu Santo. Entra en mi corazón y en mi alma,
para tomar mis sufrimientos y para continuar padeciendo en mí, lo que todavía
te queda por sufrir de tu Pasión, que completas en tus miembros hasta la
consumación perfecta de tu Cuerpo; a fin de que, lleno de ti, no sea yo quien
viva y quien sufra, sino que seas tu quien viva y sufra en mí, ¡oh mi Salvador!,
y para que así, teniendo una pequeña parte de tus sufrimientos, tú me llenes
enteramente de la gloria que ellos te han adquirido y con la cual vives con el
Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Así sea.
(Fragmento)
Autor: Blas Pascal.
Gracias por acercarnos a Dios mediante la Oración María. Un fuerte abrazo y buen fin de semana amiga.
ResponderEliminarHermosa humildad la que expresas en tu oración.
ResponderEliminarAlegrándome en poderte saludar.
Buen fin de semana.Abrazos.