“Cuanto más suframos, ¡más hemos
de orar! Por desgracia, normalmente, nos ocurre lo contrario: cuanto más
sufrimos, más tentados estamos, y más nos cuesta orar.
La táctica del demonio es
envolvernos como en una nube, ahogarnos de alguna manera, en nuestro sufrimiento
o en nuestra tentación, e impedirnos elevar la voz y los ojos al cielo…
Atravesemos esa red, esa nube, no
caigamos en la trampa, ya que la conocemos, y cuánto más suframos, cuánto más
tentados estemos, más ardientemente, y de todo corazón, ¡arrojémonos en Dios,
llamémosle en nuestra ayuda, con fe y amor!”
(Comentario al Evangelio de San
Lc. 22,44)
Fuente: Carlos de FOUCAULD, Obras
espirituales No. 61, pág. 105
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