Cristo es el único que ha muerto
por todos.
Es Él quien se encuentra en el sacramento del pan y del vino, aunque
si son muchas las asambleas en las cuales se reúne la Iglesia… La carne del
sacrificio es la del Cordero divino, la sangre es la suya.
De hecho, el Pan
descendido del cielo dijo: “el pan que yo les daré es mi carne para la vida del
mundo” (Jn 6, 52). Muy justamente su sangre viene indicada también bajo el
signo del vino.
Él mismo lo dice en el evangelio: “Yo soy la vid verdadera” (Jn
15, 1). El vino ofrecido en la Misa como sacramento de la pasión de Cristo es
su sangre.
Por esta razón el patriarca Jacob había profetizado de Cristo
diciendo: Él lavará en el vino sus vestidos y en la sangre de la uva su manto
(cf Gén 49, 11).
Habría lavado en la propia sangre los vestidos de nuestro
cuerpo, de los cuales Él mismo se había revestido. Él, creador y Señor de todas
las cosas, produce el pan de la tierra y del pan produce sacramentalmente su
cuerpo, porque lo ha prometido y lo puede hacer.
Él, que ha hecho del agua
vino, del vino hace su sangre… Aquello que recibes es el cuerpo de aquel que es
pan celestial y la sangre de aquel que es la sagrada vid.
(San Gaudencio de
Brescia).
Hola amiga querida, pasé a dejarte un besito :-*
ResponderEliminar(¯`v´¯)
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(¸.•´ (¸.•´ .•´¸¸.•´¯`•-> SOYPKS♥♥♥
Hola María del Rayo, en Cristo lo tenemos todo y ya no sé qué decirte, más que hablarte en el silencio.
ResponderEliminarCon ternura
Sor.Cecilia
Gracias de corazón por evangelizar María, gracias por transmitirnos la Palabra. Un fuerte abrazo y feliz fin de semana.
ResponderEliminarHola. Buscar comulgar bajo las dos sagradas especies. Gracias.
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