martes, 1 de junio de 2010

Pequeña reflexión.


NO DEJE ABIERTA INUTILMENTE LA LLAVE…

Ni la del agua, porque luego ya ve usted lo escasos que andamos del vital líquido… y los “cuentones” que nos llegan en los recibos…

Ni la de la vida.

Ambas cosas por ese elemental sentido de que no hay que desperdiciar lo que nos es de tanta utilidad.

Para no desperdiciar el agua, hay dos formulas: o cerrar la llave cuando no la estamos utilizando o mandarla arreglar en caso de que gotee cuando se encuentra cerrada.

Para no desperdiciar la vida (dado que no podemos cerrar esa llave, por lo menos legal y cristianamente) lo único indicado es buscar alguna fórmula para hacer rendir al máximo cada gota de las que irremediablemente caen cada segundo, cada hora, cada día y cada año de nuestra existencia aquí en la tierra.

He aquí una fórmula: ofrezca cada mañana todo lo de su día: su trabajo, cansancio, disgustos, alegrías, diversiones y descansos, pisotones en el transporte público, el mal rato pasado en la oficina por el regaño del jefe, la alegría del telefonazo que recibió, el detalle de uno de sus hijos, el platillo que tanto le gusto… todo unido al Sacrificio de la Santa Misa, por manos de la Virgen y por las intenciones del Papa.

Así no hay una gota de nuestra vida, ni dormidos, ni despiertos, que se desperdicie.

No es necesario utilizar ninguna fórmula establecida. Basta con que –como los toreros- le brindemos a Dios nuestro día con un “va por ti, Señor”

1 comentario:

  1. Me encantó eso de no despediciar la vida... Cuantas veces lo hacemos! Un abrazo, querida amiga para ti!

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Gracias por sus comentarios, para mi son muy importantes.

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