domingo, 11 de julio de 2010

La Extraña y Peculiar Historia de Hassan Zuheiri (III)

CONTINÚA LA HISTORIA QUE ESCRIBIO ALAN (http://desdeyemen.blogspot.com)

DICIEMBRE 6 2009

“¿Qué es el amor?”, me pregunto incesantemente mientras me balanceo en la cama de una camioneta que se sumerge despiadadamente en las montañas de Tai’z. Doce hombres me acompañan en esta crucial travesía, incluyendo a José Pintor, que dibuja su cámara de video Panasonic por entre el paisaje ancestral. El propósito es claro: acompañar a Hassan Zuheiri a buscar su nueva esposa, y filmarlo todo en el proceso. Unas horas antes habíamos salido de Hais despavoridos, mientras el tembloroso novio de tres días seguía digiriendo la idea de que una mujer desconocida estaba a punto de entrar a su vida de manera permanente. “Señor, no puedo creer que este momento ha llegado”, me comentaba Hassan mientras nos acercábamos a la casa del mediador, donde comenzaría el evento, y de donde partiríamos hacia la casa de la futura esposa. Al venturoso salir del vehículo, las tamboras imbuyen el ambiente de un aura sacra, como si prediciendo las llamaradas de pasión que surgirán luego de más de treinta años de espera. Subimos el inclinado camino rocoso rumbo a la casa de Saeed, el misterioso brujo tradicional que se encargó de la unión. En el camino se observa uno de sus pacientes amarrados a una puerta de metal en una pequeña choza. Nos mira de reojo, sin inmutarse por el algarabío que se ha formado fuera. Luego de rendirle honor al mediador masticando el Qat local, el atardecer nos indica el crítico siguiente paso: Ir a buscar a la futura esposa. Los nervios de Hassan están claramente afectando su rostro. “Señor, le pido por favor que filmen de manera muy discreta ya que su familia es de las más tradicionales del área, y es posible que al ver las cámaras decidan no entregarme a la mujer”, me explica Hassan evidentemente preocupado. “Haremos lo posible compadre, pero tú sabes que estas cámaras son bastante visibles, así que ten fe en Dios de que todo saldrá bien”, le respondo francamente, perturbando aun mas su irritado estado. “¿Y será verdad que el amor lo podemos cultivar con cualquier mujer?”, reflexiono en silencio mientras la camioneta rebasa una manada de camellos que intensifica la excitación que cargan nuestros corazones. En el tope de una pequeña colina, se vislumbra la morada de la mujer, donde retumban los fuegos artificiales que cercenan el silencio de la cordillera. El operativo parece más un secuestro que la primera etapa de la celebración. Hassan se apea del carro rápidamente agasajado por su futuro cuñado, que lo toma del brazo de manera violenta. Pinky y Milbert, el director y el productor de “Yemen”, se apresuran para poder capturar la mítica escena. En un intento fallido de entrar a la casa detrás del novio, un retumbante árabe nos para secos en la entrada, su mano derecha extendida enseñándonos su palma, mientras la izquierda se acomoda en el mango de la Jambiyah que lleva en frente, indicándonos lo que nos espera si forzamos la jugada. Nos acomodamos a unos diez metros de la entrada, de donde podemos ver todas las mujeres con sus caras cubiertas espiando a la multitud de hombres que se encuentran junto a nosotros por entre las pequeñas ventanas del hogar. Hay una cierta tensión en el ambiente, y me pregunto si Hassan jamás saldrá de aquel lugar. De repente, acompañado de fogosos fuegos artificiales, el novio sale disparado por la puerta agarrando a su futura mujer por el brazo mientras se arma en reperpero frente al hogar. La novia, con su largo vestido blanco y su manto negro cubriéndole el rostro, parece un cautivo que camina hacia la guillotina. Aquella escena, una las más extrañas que he presenciado en toda mi vida, relampagueó frente a nosotros de manera fugaz, la pareja rápidamente sumergiéndose en la oscuridad del carro de vidrios tintados que los esperaba cerca. Hace cinco días, Hassan no tenía idea de con quien se iba a casar. Había perdido todas las esperanzas de encontrar una esposa…Mientras tanto, vamos rumbo a Hais donde la segunda parte de esta peculiar ceremonia desvelará su lado más chocante. Entre todo este embrollo, sigo preguntándome “Será verdad que el amor puede germinar con CUALQUIER mujer?”…..Continuará.
(Alan Delmonte)

2 comentarios:

  1. Saludos Maria del Rayo,

    Casarse en esa región del mundo es una experiencia no apta para cardiacos.

    No creo que se pueda amar a cualquier persona. Matrimonio y mortaja del cielo baja.

    Pero si hay algún valiente, que nos cuente la experiencia.

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  2. Este tipo de amor es muy lleno de fe y muy romántico.

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Gracias por sus comentarios, para mi son muy importantes.

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