Para un corazón que se aleja,
un Dios que cuida y
que espera.
Para un corazón que se pierde,
un Dios que sale y
busca.
Para un corazón cerrado,
un Dios que insistentemente
llama.
Para un corazón que excluye,
un Dios abierto y sin
barreras.
Para un corazón pichicato,
un Dios que no se
mide.
Para un corazón marginado,
un Dios que acoge, sin
reservas.
Para un corazón que duda,
un Dios que sostiene.
Para un corazón indiferente,
un Dios que grita.
Para un corazón que olvida,
un Dios siempre
presente.
Para un corazón vacilante,
un Dios persuasivo.
Para un corazón que traiciona,
un Dios que perdona.
Para un corazón malvado,
un Dios que sangra y sufre.
Para un corazón violento,
un Dios desarmado.
Para un corazón frío,
un Dios que abraza.
Para un corazón tibio,
un Dios enérgico, sin
dobleces.
Para un corazón necesitado,
un Dios que se entrega.
Para un corazón herido,
un Dios misericordioso y
compasivo.
Para un corazón que se arrepiente,
un Dios que
premia.
Para un corazón que muere,
un Dios, que resucita.
Sagrado Corazón de Jesús, en ti confío.
Autor: Mons. Alfonso G. Miranda Guardiola.
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